ESTRUCTURA DEL SILOGISMO: TEORIA

         

ESTRUCTURA DEL SILOGISMO.

            El silogismo consta de tres proposiciones, las dos primeras (PREMISAS) aportan la información necesaria para inferir la tercera llamada CONCLUSIÓN. Estas tres proposiciones combinan la información procedente de tres términos: TÉRMINO MAYOR, TÉRMINO MENOR y TÉRMINO MEDIO. Los términos hacen el papel de sujeto o predicado de las proposiciones que forman el silogismo.

TÉRMINO MAYOR: es aquel que aparece en la primera premisa, llamada premisa mayor, ya sea de sujeto o de predicado. Constituye el predicado de la conclusión.

TÉRMINO MENOR:es aquel que aparece en la segunda premisa, llamada premisa menor, ya sea de sujeto o de predicado. Constituye el sujeto de la conclusión.

TÉRMINO MEDIO: es común a ambas premisas, establece el nexo de unión necesario `para que se dé la inferencia y desaparece en la conclusión.

                

EJEMPLO TÉRMINO MAYOR TÉRMINO MENOR TÉRMINO MEDIO
Algún ovíparo no es pájaro 

Todo pájaro es vertebrado

Algún vertebrado no es ovíparo

ovíparo

vertebrado

pájaro

Todo europeo es occidental

Todos los daneses son europeos

Todo danés es occidental

occidental

daneses

europeo

Ningún metal es gaseoso

Todos los conductores son metales

Los conductores no son gaseosos

gaseoso

conductores

(eléctricos)

metal

Toda planta tiene hojas

todo libro tiene hojas

luego...todo libro es planta??? (1)

planta

libro

hojas

(1) Para que un silogismo sea correcto no basta con que tenga, aparentemente, tres términos...ha de cumplir con una serie de reglas de formación del silogismo. En este ejemplo queda claro que aunque se emplea la misma palabra (hoja) el significado es diferente cuando se refiere a una planta o a un libro: en este silogísmo hay CUATRO términos, no tres.

 


INTRODUCCIÓN GENERAL AL RAZONAMIENTO DEDUCTIVO

        En toda argumentación encontramos unas verdades conocidas con anterioridad, que se denominan premisas si se toman separadamente, y antecedente tomadas en su conjunto; y encontramos también una verdad inferida que se llama conclusión o consecuente o consiguiente. "El universo es imperfecto; y lo que es imperfecto es causado", constituyen las dos premisas de las que se obtiene la conclusión: "luego, el universo tiene una causa".

             El paso de las premisas a la conclusión es el punto clave de la argumentación, y recibe el nombre de inferencia (illatio).  Por tanto, el antecedente es aquello de lo cual algo se infiere, y el consiguiente o consecuente es aquello que se infiere.  La consecuencia es el nexo necesario de ilación entre el antecedente y el consiguiente.  Por ello la consecuencia, propiamente hablando, no debería denominarse verdadera o falsa, ni buena o mala (correcta o incorrecta), porque la consecuencia simplemente se da o no se da.  Lo que legítimamente puede considerarse como verdadero o falso, correcto o incorrecto, es el consiguiente.

             Ya en el juicio, al contrario de lo que sucede en la simple aprehensión, la mente humana compone o divide sus conceptos; ahora, en el raciocinio, la inteligencia realiza una nueva composición, en virtud de la cual reúne dos proposiciones y, advirtiendo su conexión, percibe la nueva verdad implícita en ellas.  El nuevo conocimiento que se obtiene como fruto del raciocinio se desprende con necesidad del antecedente: las premisas son como la causa del discurso, y la conclusión es su efecto propio.  No se trata de una ordenación consecutiva de verdades, como resultado de que el entendimiento las coloque una detrás de otra.  Es decir, el raciocinio es un proceso causal: en un razonamiento o argumentación la verdad de las premisas causa el conocimiento de la conclusión, cuya verdad era hasta entonces desconocida.

            En una argumentación se distingue su materia y su forma.  La materia del razonamiento son las proposiciones que lo constituyen.  Podemos distinguir entre una materia próxima de  la argumentación, que son las enunciaciones de las que consta el antecedente y el consiguiente; y una materia remota, que son los términos de los que constan las enunciaciones.  En cambio, la forma de la argumentación es una determinada disposición de los términos y de las enunciaciones que hace que la conclusión se siga necesariamente; es decir, es el vínculo que une a las premisas con la conclusión.  Ya hemos visto cómo un razonamiento o argumentación formalmente correcto puede estar viciado si parte de premisas falsas: se trata de un defecto por su materia.  Puede suceder, por el contrario, que una argumentación com premisas verdaderas contenga una deficiencia de forma, una incoherencia debida al hecho de que no se ha captado bien el enlace entre el antecedente y la proposición que se concluye.  Por ejemplo, "el universo es eterno, lo eterno no tiene causa, luego el universo no tiene causa" es un razonamiento falso en razón de la materia (es decir, se basa en premisas falsas); pero "el hombre es animal, el asno es animal, luego el hombre es un asno" es erróneo en virtud de su forma, es decir, no concluye, aunque las premisas sean verdaderas.

 Divisiones generales de la argumentación. 

            La primera división de la argumentación es en: 

            a) deductiva: proceso de lo más universal a lo menos universal, o de lo universal a lo particular. 

            b) inductiva: proceso de los singulares a lo universal, o de lo menos universal a lo más universal. 

            Las dos formas principales de argumentación son la deducción y la inducción.  Ya Aristóteles concebía el silogismo (como sinónimo de deducción) y la inducción como los dos caminos diferentes que el espíritu humano sigue en su búsqueda de la verdad: "Todo lo que nosotros aprendemos procede, o bien del silogismo, o bien de la inducción" (Primeros Analíticos, II, 23).

           Como veremos, la deducción, o silogismo, se subdivide en silogismo categórico o simple y silogismo compuesto.

             Es difícil definir en pocas palabras la inducción y la deducción, ya que no se pueden distinguir simplemente como dos movimientos de sentido inverso.

             Se dice a manudo que la inducción va de lo particular a lo general, en tanto que la deducción va de lo general a lo particular.  Ésta es una afirmación aproximada, no totalmente falsa, pero tampoco totalmente verdadera.

             Es cierto que la inducción va a veces de lo particular a lo general, en el sentido de que va de las especies al género, aunque expresaríamos más exactamente este hecho afirmando que va de lo especial a lo general.  Pero su función principal no es ésta, sino el paso de lo singular, objeto de los sentidos, a lo universal, objeto de la inteligencia, sea cual sea el rango de ese universal en la jerarquía de los géneros y de las especies.

             Asimismo, también es verdad que la deducción va a menudo de lo general a lo especial, de una proposición universal a una proposición particular e incluso singular.  Pero no siempre ocurre así, y no es ésta su función esencial.

             Lo que caracteriza, y consiguientemente diferencia, más profundamente a ambos tipos de razonamiento, es esto: que la inducción pasa del plano sensible al plano inteligible (aunque después pase además de lo menos universal a lo más universal, es decir, aunque se mueva al nivel de los conceptos); en tanto que la deducción se mueve esencialmente al nivel de lo inteligible (aun cuando desciende a lo singular, se trata todavía de un concepto singular).  Media, pues, entre la inducción y la deducción, una diferencia en cuanto a la naturaleza del antecedente: la inducción es ex singularibus, y la deducción ex universalibus.  Pero no media diferencia alguna tocante a la naturaleza del consecuente: ambas concluyen un universal.


CONTENIDOS DEL CURSO

ESTRUCTURA DEL SILOGISMO

TEORIA

EJERCICIOS

AUTOEVALUACIÓN

FIGURAS Y MODOS EL SILOGISMO TEORIA EJERCICIOS

AUTOEVALUACIÓN

REGLAS DEL SILOGISMO TEORIA EJERCICIOS

AUTOEVALUACIÓN

REDUCCIÓN DE SILOGISMOS TEORIA EJERCICIOS

AUTOEVALUACIÓN

 

CAMPUS VIRTUAL U.S.P.

FUNDACIÓN SAN PABLO C.E.U.

INSTITUTO DE HUMANIDADES ANGEL AYALA

Curso de Lógica U.S.P.

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